
Existen muchos mitos urbanos sobre el montaje de muebles de Ikea: que si siempre faltan o sobran tornillos, que las piezas están rotas, que compras una silla y, al montarla, resulta que es una mesa… pero la realidad es que esta tarea es mucho más sencilla de lo que las leyendas indican, si se siguen unos pasos básicos (y de sentido común).
Antes que nada, es importante comprobar que, efectivamente, en la caja de nuestro mueble se encuentra todo lo que está indicado en el folleto (las piezas, los tornillos, los clavos y demás posibles accesorios necesarios), puesto que los errores son posibles y puede darse el caso de que nos falte algo. Pero lo más habitual es que el producto comprado cuente con todo lo necesario, de modo que lo siguiente es colocar cada pieza en un lugar adecuado, donde no puede perderse… no será que más que errores de fábrica, ¿somos nosotros quienes perdemos los tornillos? Fíjate también en las herramientas que incluye la caja, porque no siempre están todas las necesarias, así que tal vez va siendo hora de comprar algún destornillador, por lo que pueda pasar.
A continuación podemos echarle un vistazo a las instrucciones de montaje para hacernos una idea general del proceso. Dicho catálogo está repleto de ilustraciones que te explican paso a paso cómo construir ese escritorio o la mesa de café para el salón. Y cuando digo “paso a paso”, quiero decir “paso a paso”, porque el quid de la cuestión pasa justamente por seguir las instrucciones al pie de la letra. El fracaso está asegurado para aquellos aventureros que opten por dejar de lado el folleto y echar mano del martillo como si no hubiese mañana. Las instrucciones se incluyen por algo y, francamente, son sencillas y esquemáticas justamente para facilitarnos la tarea de montaje. Quede dicho también que el dibujo representa fielmente la realidad, así que si veis una ranura en el lado derecho del mueble de la ilustración, pero vosotros lo habéis montado de forma que queda a la izquierda… ya podéis pensar en volver a empezar, porque tarde o temprano os daréis cuenta de la importancia de ese aparentemente insignificante error.
Parecerá una obviedad, pero hay que encontrar también el mejor lugar para llevar a cabo la operación. No tiréis las piezas por el suelo, ni golpeéis con fuerza el mueble, puesto que se trata de productos delicados y lo más seguro es que si no tenéis algo de cuidado, los terminéis rompiendo y adiós a la obra de arte. Además, pensad en una buena iluminación y en una zona despejada, donde tengáis luz y espacio para trabajar con comodidad.
Aun con estos consejos de supervivencia, es evidente que no es lo mismo montar un armario de cuatro puertas, repleto de estantes, baldas y cajones; que una lámpara. Si no lo veis claro, lo mejor es recurrir a ayuda externa, sea la del propio servicio de montaje de Ikea o de otra empresa, sea la del amigo manitas. Sobre todo, tomadlo con calma, como una actividad para pasar una tarde o la mañana del domingo, no perdáis la paciencia y aprended a disfrutar de lo divertido que puede ser un ratito de bricolaje, que puede tener resultados impresionantes, por útiles y bonitos.
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